
‘‘Comunicando” (lustración de Nuria Díaz).
Cualquier persona (o casi cualquiera) a la que le preguntes ‘¿Qué es para ti la Comunicación?’, te dirá que es un elemento clave e imprescindible en casi todas las facetas del día a día.
La mayoría nos quedamos ahí: sabemos que es importante, pero no nos molestamos en equiparnos con las herramientas necesarias que nos ahorren el mal trago de hablar, escribir o expresar a/ante/bajo/con/para/por/según/sin/sobre/tras los otros.
No creo en las fórmulas mágicas y he entendido -no sin esfuerzo y grandes dosis de frustración-, que las habilidades sociales, si no se tienen, hay que trabajarlas y si se tienen, también. Las pautas solo sirven si las aplicamos, llegado el momento. La teoría nos la sabemos todos (o casi todos). Vamos comprendiendo que hay que escuchar al otro, que según el contexto ha de utilizarse un lenguaje u otro; la importancia del feedback…. Y bla, bla,bla.
Pero oye, llega el momento de hacer esa llamada importante; o de vernos ante un jefe y tener que explicarle cómo van los proyectos que llevamos; de exponer en público esa presentación a la que hemos dedicado horas de esfuerzo y jornadas de vigilia (de la angustia que nos entraba cada vez que pensábamos en el ridículo que haríamos, llegado el momento). Y ahí, en medio de esa situación incómoda en la que nos gustaría hablar y comportarnos con soltura y naturalidad ante los otros, es cuando toda la teoría que tan bien conocemos, desaparece de nuestro cerebro. Y solo acertamos a titubear, en sentido literal y metafórico.
Entonces desearíamos que algo o alguien entrara en nuestro cerebro y sustituyera la inseguridad, por palabras y actitudes firmes, nuestra sordera; por capacidad de escucha y nuestro monólogo por diálogo. Pues lo siento, pero ese alguien solo puede estar encarnado por nosotros mismos.
Mejorar nuestra capacidad y herramientas de Comunicación está en nuestra mano. Pero para ello debemos ser conscientes de su importancia, en vez de limitarnos a pasarlo mal por nuestras limitaciones comunicativas.
Desde Lab Revolución, en colaboración con Lolo Mántaras, hemos preparado un programa formativo, eminentemente práctico y en el que se abordan soluciones para afrontar los procesos de comunicación desde una perspectiva integral.
Porque todos sabemos que entre lo que piensas, lo que dices, lo que quieres decir, lo que crees decir, lo que quieres oír, lo que oyes, lo que crees entender y lo que entiendes, hay 9 posibilidades (!o más!) de no entenderse.
Así que no te digo ná y te lo digo tó: ¿a qué esperas para ponerle remedio?